A raíz de las nevadas que recientemente cayeron en el país árabe, la visibilidad en los campos de batalla es muy baja. Como consecuencia, los soldados del Ejército sirio no pueden atacar con artillería de forma eficiente desde las colinas.
Sin embargo, los militares se anteponen a todas estas dificultades y no permiten a los terroristas abandonar sus posiciones.
Durante los últimos cinco años los soldados sirios se han acostumbrado a librar combates en todo tipo de condiciones meteorológicas.
La peor temporada del año es el verano, cuando el aire en Siria se calienta hasta los 45 grados centígrados. Al mismo tiempo, los inviernos no suelen ir acompañados de nieve, por lo que los paisajes blancos y helados son un espectáculo bastante extraño para los ciudadanos sirios.
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