Mientras tanto, las autoridades iraníes no tardaron en restarle importancia a las declaraciones de Ahmadinejad, asegurando que estas no representan la posición oficial del país, que desde hace décadas tiene encontronazos con Arabia Saudí.
El origen del conflicto entre Irán y Arabia Saudí
La muerte del profeta Mohammad en 632 supuso el comienzo de una disputa, ya que los musulmanes no pudieron llegar a un acuerdo sobre su sucesor. Como consecuencia, el Islam se ramificó en dos denominaciones: la Suna practicada por los Saudíes y la mayoría del mundo musulmán, y Shia, que predomina en Irán y unos cuantos países más.
Sin embargo, el analista político saudí Ahmed Al Ibrahim considera que el conflicto va más allá de la religión y que en realidad se trata de un choque de civilizaciones.
"Los iraníes piensan que son una dinastía, mientras los sauditas no son más que un puñado de beduinos. Pero la verdad es que nosotros hemos custodiado dos sitios sagrados durante siglos. Hace mucho que estamos. Este no es el caso de Irán, cuyo anterior líder supremo [Ayatollah Jomeini] aterrizó en Teherán en un vuelo de Air France y puso fin al progreso de Irán y volvió el país al pasado", opina Ibrahim.
Por su parte, Mohammed Marandi, un analista político de la Universidad de Teherán, compartió con Sputnik una opinión similar, pero sobre Arabia Saudí. De acuerdo con Marandi, los saudíes emplean la misma táctica para "mantenerse a flote": distraen la atención de su pueblo de problemas internos e incitan conflictos en otras partes.
A lo largo de los años, las relaciones entre los dos países han sido muy tensas. Así, en 2016 Riad cesó sus relaciones con Teherán después de que su Embajada en la capital iraní fuera asaltada por manifestantes.
¿Hay guerra a la vista?
A pesar de las diferencias en sus narrativas y las acusaciones mutuas, los dos expertos coinciden en que ni Irán ni Arabia Saudí están interesadas en una guerra abierta, especialmente ahora que los dos países están pasando por dificultades económicas.
Con ello, Marandi está convencido de que incluso antes de la propagación del COVID-19, el poderío militar de Irán era superior al de su contrincante.
"Los saudíes no son fuertes, incluso cuando tenían mucho dinero no pudieron ganar la guerra en Yemen. Ahora ni siquiera tienen tanto dinero. No tendrían ninguna oportunidad contra Irán", constató el analista persa.
Por su parte, Al Ibrahim considera que el armamento de Irán no es razón para preocuparse, especialmente ahora que estamos en la época cuando "las batallas no requieren las botas en el campo de batalla. Requieren tecnología, de la que tenemos mucha".
Con un presupuesto militar anual de 60.000 millones de dólares e importaciones de armamentos de distintos países, Arabia Saudí logró amasar un impresionante arsenal de armas avanzadas.
"El Gobierno saudí invirtió billones de dólares en el desarrollo del país. No queremos una guerra, a diferencia de los iraníes, que no tienen nada que perder, nosotros sí tenemos. Pero nosotros no seremos los primeros en abrir fuego", aseveró el experto saudí.
Por su parte, Marandi destaca que Irán tampoco tiene planes de realizar el primer ataque.
"Irán no está interesado en una confrontación, siempre que EEUU y sus aliados no monten algo estúpido para dañar a Irán, pueden estar seguros de que nosotros no los atacaremos primeros".