El 5 de diciembre el Comité Olímpico Internacional (COI) tomará la decisión sobre la admisión de la selección rusa para participar en los JJOO en Pyeongchang, en función de las conclusiones de dos comités respecto a las acusaciones de dopaje a gran escala esgrimidas contra Rusia.
"Si el COI no autoriza el acceso de Rusia a los JJOO, será una pesadilla, será muy malo para la imagen de los JJOO de invierno", dijo al añadir que en este caso teme por el futuro de los Juegos Olímpicos.
Además, la WADA declaró que Rusada no cumple el Código de la organización internacional.
En mayo de 2016 el exdirector del laboratorio antidopaje de Moscú e informante de la WADA, Grigori Ródchenkov, reveló a The New York Times la existencia de un programa de dopaje supuestamente apoyado por el Estado ruso.
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La denuncia de Ródchenkov, quien acusó de dopaje a 15 medallistas olímpicos de los Juegos de Sochi 2014, desencadenó una investigación de la WADA que llevó a la suspensión de los atletas rusos de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, así como de la selección paralímpica de Rusia en su conjunto.
Las autoridades rusas han rechazado rotundamente las acusaciones de dopaje institucionalizado, aunque han admitido que en el deporte ruso sí hubo casos de dopaje.
El presidente ruso, Vladímir Putin, subrayó que Rusia nunca tuvo ni tiene un sistema institucionalizado de dopaje.
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También sospechó que las acusaciones contra Rusia de apoyar el uso de sustancias dopantes por los atletas buscan generar descontento en el país de cara a las elecciones presidenciales que se celebrarán en marzo próximo, un mes después de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.