En el marco de la fiesta se montó una exposición de fotos, funcionó una feria y se dio un concierto.
El público —parlamentarios en su mayoría— aclamó su intervención.
También fue recibido con cerrado aplauso un espectáculo de títeres basado en el libro "Historia de Mahayanaka" del difunto rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej (Rama IX), que narra cómo el príncipe predestinado a ser Buda en la futura vida sobrevive en el océano tras naufragar, gracias a concentrarse en todo lo bueno que deberá hacer para su pueblo.
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Al inaugurar la fiesta antes de comenzar el concierto, el presidente de la Asamblea Nacional de Tailandia, Bhombhet Wichibchonchai, recordó a los reunidos los principales hitos del camino recorrido por ambos países en 120 años, desde la visita a San Petersburgo en 1897 del rey de Siam (actual Tailandia), Chulalongkorn el Grande o Rama V, hasta la primera visita a Tailandia en más de cien años de un jefe del Estado ruso, el presidente Vladímir Putin, en 2003.
También habló de la visita de su majestad, la reina de Tailandia Sirikit, a Rusia en 2007 y del intenso desarrollo de las relaciones bilaterales a las que se dio un nuevo impulso gracias a las negociaciones entre los primeros ministros de ambos países y las reuniones del jefe del Gobierno tailandés con el presidente de Rusia durante los últimos tres años.
El embajador de Rusia en Tailandia, Kiril Barski, caracterizó el actual período de relaciones bilaterales como uno de impetuoso desarrollo, dijo que las partes acordaron "fortalecer aún más los vínculos con el fin de alcanzar el nivel de cooperación estratégica".
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Informó que el comercio entre ambos países creció un 43,7% en el primer semestre del 2017, se desarrolla con éxito la cooperación en los sectores como energía, estudio del espacio, transporte y agricultura, aumenta el número de los turistas rusos que pasan vacaciones en Tailandia: en 2016 eran 1,1 millones de personas y en los primeros 7 meses del año en curso, cerca de 800.000.
