En los últimos tres años la pequeña isla turística que cuenta con una población de tan solo 1500 personas ha sido sacudida por una serie de extrañas muertes de turistas europeos.
Eso indica el último caso vinculado con la muerte de la turista belga Elise Dallemange, cuyo cuerpo se encontró en la jungla de Ko Tao comido por los lagartos y envuelto en un trozo de tela vetusta.
La policía no abrió ninguna causa penal incluso después de que el cuerpo de Dallemange apareciera en la selva cerca de una garrafa con combustible. Solo la declaración de su madre empujó a la policía a iniciar una investigación.
La muerte de Elisa es la séptima en una cadena de extrañas muertes de turistas que han ocurrido en la isla durante los últimos tres años.
Esta primavera, una rusa desapareció en la misma isla y en los años anteriores murieron al menos cinco turistas de otros países europeos.
De acuerdo con varios medios de comunicación, una mafia controla la isla de Ko Tao. Sus grupos criminales utilizan todo tipo de métodos, legales e ilegales, para ganar dinero: desde la práctica del narcotráfico y de la prostitución hasta negocios turísticos.
Al tener una gran influencia sobre las autoridades locales y la policía, los criminales pueden echar tierra de por medio en un caso sonoro para no espantar a los futuros turistas.
Otra causa que podría estar detrás de la muerte de Dallemange es la huella sectaria.
Uno de los miembros del grupo de rescate que encontró el cadáver de la mujer reveló a Samui Times que la belga podría haber sido asesinada en otra isla que se llama Ko Pha Ngan.
Como se pudo saber, en esta isla la joven practicó yoga en el centro religioso de la secta neohindú de Sathya Sai Baba. Cabe destacar que en 2004 varios adeptos de esta secta acusaron a sus gurús de cometer abusos sexuales.