"Sin la decisión de los habitantes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, esa decisión (sobre el despliegue de los cascos azules) no puede ser aprobada, si todas las condiciones nos parecen aceptables y damos nuestro consentimiento, de todas formas se necesita un largo período de tiempo para que todo eso sea realizado", dijo el representante en una rueda de prensa.
El funcionario resaltó que, por el momento, solo Rusia presentó en la ONU la propuesta de desplegar cascos azules en Donbás.
A mediados de marzo, el ministro ucraniano de Exteriores, Pavló Klimkin, declaró que la ONU debe enviar más de 15.000 cascos azules a la zona convulsionada de Donbás.
Rusia había expresado su apoyo al envío de los cascos azules a Ucrania siempre y cuando su misión consista en garantizar la seguridad de los observadores de la OSCE, tanto en la línea de separación entre los bandos del conflicto ucraniano como en otras zonas de Donbás donde realizan su labor.
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Klimkin prometió también que presionaría a Moscú para lograr el despliegue de la misión de paz de la ONU en el este de Ucrania.
Para el senador ruso Serguéi Tsékov, representante de Crimea en el Consejo de la Federación, el hecho de que Ucrania ponga condiciones imposibles para el despliegue de los cascos azules en Donbás representa un claro intento de torpedear el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk.
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"Es más oportuno presionar a Ucrania, pues precisamente de ella depende la paz en el este del país", enfatizó Tsékov.
El senador advirtió que Kiev está interesado al mismo tiempo en que continúe el conflicto en ese territorio, ya que "ese régimen existe mientras sigue habiendo guerra en Donbás".
"Si no hay guerra, las autoridades ucranianas deberán responder ante el pueblo por la política interna desastrosa", resumió el representante de Crimea.
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia.
