"No sé cuándo concluirá", dijo De Bruin en una rueda de prensa donde le preguntaron si la investigación terminará en lo que resta de año.
Solo aseguró que la investigación continúa.
Nadie sobrevivió de las 298 personas, en su mayoría holandeses, que viajaban a bordo de la aeronave.
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El Equipo de Investigación Conjunto (JIT), que reúne a expertos de Ucrania, Holanda, Australia, Bélgica y Malasia, concluyó en su informe del 28 de septiembre de 2016 que el avión fue derribado por un misil del sistema antiaéreo Buk, presuntamente transportado desde Rusia a un área bajo control de las milicias de Donetsk.
Rusia calificó el informe de contradictorio y preconcebido y afirmó que no hay pruebas concretas que confirmen la hipótesis del grupo internacional.
A su vez, el consorcio ruso Almaz-Antey, fabricante del sistema antiaéreo, concluyó tras haber realizado varios experimentos que el avión malasio fue derribado con un misil 9M38, disparado desde una zona controlada por el Ejército ucraniano.
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Holanda no solicitó a los especialistas rusos los datos del radar que registró la trayectoria del avión.
Desde la Agencia rusa de Transporte Aéreo confirmaron que los datos de los radares son claros: ningún objeto se aproximó al avión desde la zona controlada por las milicias de Donbás.
El vicepresidente de la institución, Oleg Storchevoi, cuestionó al JIT por "empeñarse en querer probar lo contrario".