"Esto es la crisis más grave desde la Segunda Guerra Mundial", dijo el presidente del consistorio central israelí de Bélgica, Philippe Markiewicz.
Declaró que "detrás de la decisión de los parlamentarios" se ocultan intentos de coartar la libertad religiosa de los judíos y los musulmanes y presentarlos "como bárbaros".
El periódico menciona que el parlamento de la región de Bruselas-Capital todavía no tiene una opinión clara sobre estas prácticas religiosas.