"Estamos en un estado de shock. Nos encontrábamos en el mismo lugar donde minutos después se produjo el atropello masivo", compartió Vangelis Antonakos su testimonio con Sputnik.
"El desfile acabó a las 3 de las tarde en el paseo de los Ingleses. Solo a las 9 de la noche arrancaron los fuegos artificiales, precisamente en este momento la mayor cantidad de gente se congregó en la playa para ver el espectáculo. Había miles de personas", dijo.
Antonakos con su esposa decidieron abandonar el sitio unos minutos antes de que se escuchara la última salva del show. Al llegar a un restaurante para celebrar su último día del viaje, la pareja se enteró que algo malo había sucedido en la playa.
"Mientras esperábamos una mesa, vimos cómo la gente aturdida, en pánico, estaba corriendo por las calles. La gente que estaba comiendo empezó a levantarse de sus sitios tumbando las mesas y cayendo al suelo", afirmó el hombre.
Vangelis Antonakos trató de indagar sobre lo que había ocurrido en la playa a través de su móvil pero no pudo encontrar nada.
"En cinco o diez minutos cuando las cosas parecían mejorar, salimos a la calle y fue cuando empezó la segunda ola de pánico. Los niños estaban gritando por lo visto por haber perdido a sus madres. Así que decidimos escondernos en el restaurante durante 10 minutos. Sin embargo, al final nos quedamos en el local durante media hora".
Al reflexionar sombríamente sobre los trágicos sucesos de la noche pasada, y tras sentirse agradecidos por estar vivos, los esposos declararon que "Francia ya no es un destino que les gustaría visitar en el futuro".
Los Antonakos admiten que son muy afortunados, ya que otras 52 personas aún siguen luchando por su vida en los hospitales, alimentado el temor de que el número de víctimas del atentado pueda ser aún mayor.
