“Estos dos años son necesarios para garantizar la seguridad de los ciudadanos de la Unión Europea y la de nuestro país”, explicó la propia mandataria en declaraciones a la emisora lrt.
La UE “no puede sacrificar la seguridad de sus ciudadanos por culpa de los que llegan sin papeles de no se sabe de dónde y no quiere colaborar o integrarse, ni respeta nuestras leyes llevando a cabo actividades delictivas”, según Grybauskaite.
A este respecto, Bruselas debe cooperar estrechamente con Ankara y países africanos para intentar ayudar a los que desean emigrar a la UE para que “no haya conflictos, pobreza o hambre”, agregó la presidenta.
“Es más difícil y costoso integrar a personas en el interior de Europa que ayudarles en su país de origen”, argumentó.
El pasado lunes, los ministros del Interior e Inmigración de los Veintiocho pidieron a la Comisión Europea activar el artículo 26 del código de fronteras Schengen que prevé la posibilidad de restablecer los controles fronterizos durante un plazo máximo de dos años.
Países como Alemania, Austria, Francia, Suecia o Dinamarca ya optaron por aplicar de manera temporal los controles en sus fronteras internas.
Según datos de la agencia Frontex, más de 1,55 millones de inmigrantes entraron en la UE entre enero y noviembre de 2015, la mayoría de ellos procedentes de Siria.
Lituania, que se comprometió a dar cobijo en los próximos dos años a 1.100 refugiados de Siria, Irak y Eritrea, ha acogido hasta la fecha solo a una familia iraquí.