Fue el vicepresidente español, Pablo Iglesias, quien criticó públicamente la existencia de las imágenes virales, afirmando en una publicación en Twitter que: "ni siquiera las amenazas de muerte de estos pseudo comandos de la ultraderecha van a distraernos de nuestra tarea de reforzar la justicia social".
El vídeo que el mismo Iglesias publicó en sus redes muestra a un grupo de hombres disparando contra fotografías de Sánchez, Iglesias y otros miembros del Gobierno, como el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la ministra de Igualdad, Irene Montero.
Prácticas de tiro con las fotos de @PabloIglesias @IreneMontero @sanchezcastejon y Marlaska. La escopeta que utiliza quien dispara a cara descubierta parece una Franchi SPS 350, una de las que usa la @policia pic.twitter.com/pniJ4NQV2N
— Miquel Ramos (@Miquel_R) June 18, 2020
En las imágenes se aprecian las risas y el rostro de uno de los implicados, que ofrece un gesto obsceno a la cámara tras disparar contra las fotos, mientras que la persona detrás de la cámara pronuncia la palabra "sentencia" y también se ríe.
Fueron estos funcionarios quienes hicieron llegar las imágenes a la revista digital con el fin de que se hicieran públicas, al mostrarse "preocupados por este tipo de acciones y su difusión".
Con el fin de identificar a los autores del vídeo, el Gobierno anunció en un comunicado que la Abogacía del Estado presentará en las próximas horas una denuncia ante la Fiscalía.
Asimismo, tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil iniciaron investigaciones para determinar su procedencia y las personas que participaron, ya que las imágenes podrían constituir un delito.
Desde el Gobierno español manifestaron su "total repulsa y condena a imágenes que contienen amenazas graves y siembran el odio" y recordaron que "hechos así alimentan a los sectores más ultras de la sociedad que pretenden destruir valores esenciales de nuestra democracia".
El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, también trasladó públicamente su malestar por las imágenes a través de las redes sociales, donde denunció que "normalizar o contemporizar con el discurso de la ultraderecha no es gratis para la democracia".