Con la llegada del coronavirus a Europa, los países tomaron diferentes posturas ante la amenaza sanitaria. En el caso de España, a principios de marzo se criticó al Gobierno por no tomarse en serio la situación: continuaron organizándose eventos multitudinarios, incluidas las manifestaciones del 8 de marzo por todo el país y los muy concurridos mítines de algunas formaciones políticas.
Cómo han respondido los españoles
La mayor parte de la población se ha sacrificado y lucha a diario por vencer a la pandemia quedándose en casa y así evitar más contagios. Escenarios tan insólitos como el centro de Madrid y otras ciudades vacías se han vuelto una realidad increíble pero cierta.
La gravedad de la situación lo requiere, y es que, para quien no sea consciente del peligro que supone pasear sin motivo, se ha impuesto una disuasoria medida: multas de entre 300 y 600 euros a quienes vean caminando sin rumbo o en grupo.
Resisitiré
Pero todo esto es solo de cara a la galería. Y es que, aunque los españoles se sacrifiquen por la causa, no han perdido su esencia, su pasión, sus ganas de marcha. Esto se puede apreciar en los balcones de millones de viviendas por todo el país cada día a las ocho de la tarde, cuando, tras aplaudir a los sanitarios y a todo el personal que se dedica a garantizar la seguridad de todos a diario en estos tiempos difíciles, empieza la fiesta.
Imaginación al poder
Quienes más fácil lo tienen para salir a la calle son los dueños de un perro. Estos tienen que salir a diario para que los animales hagan sus necesidades, y eso se ha convertido en la excusa perfecta para dar un breve paseo cada día para quienes tienen estas mascotas... y para quienes no las tienen, también. Desde primera hora se empezaron a ver ofertas en webs como Milanuncios de dueños de perros que alquilaban a sus peludos amigos por horas para que todos pudieran salir a tomar el aire.
¿Qué hacer si no te gustan los animales? A falta de perro, buena es la compra ya realizada. Pronto se extendió el truco de salir a la calle con bolsas llenas de productos adquiridos anteriormente. Este engaño funcionó durante un tiempo, pero los policías ya se conocen todas las tretas y han empezado a pedir los tiques de la compra.