Esta ralentización del avance económico sitúa el crecimiento interanual del PIB en el 2,3%, frente al 2,4 del trimestre precedente.
El frenazo en el ritmo de crecimiento se debió principalmente a una disminución de la inversión empresarial, algo que se produjo pese al contexto de mejora en el sector exterior.
El dato confirma, además, la tendencia a la desaceleración que vive la economía española, ya que el ritmo de crecimiento del 0,5% en el segundo trimestre del año es el más bajo de los últimos cinco años.
Pese a la desaceleración, los datos por el INE —un crecimiento acumulado del 1,2% en el segundo trimestre— se encuentran en línea con las previsiones del Banco de España, que pronostica un crecimiento del 2,4% para el conjunto de 2019.