"Si la pregunta es, ¿existe un conjunto de circunstancias por las que un cadáver podría llevar microbios que sobrevivan en un entorno espacial hasta otro planeta?, entonces tendría que decir que sí", explica Gary King, microbiólogo de la Universidad de Luisiana, según recoge el artículo.
Para King, son tres los factores clave a la hora de pensar en un cadáver llevando vida a otro planeta: el cadáver como contenedor, el ambiente de almacenamiento y el tiempo de vuelo.
En primer lugar, un simple cadáver tirado por la borda no es suficiente, ya que ni el cuerpo, ni las bacterias resistirían la entrada a la atmósfera de otro planeta. Por esa razón, el cuerpo debe estar en alguna clase de nave espacial, para poder resistir la entrada a la atmósfera. Si la nave sobrevive la llegada al planeta, sería necesario que se abriera en el aterrizaje o después, para que los microbios pudieran propagarse.
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Pero el tercer factor y el más importante es el tiempo de vuelo. Un viaje de este tipo en el sistema solar entra dentro de los límites de supervivencia de un microbio, explica el científico. Pero cuando mayor sea el tiempo de vuelo, más difícil será para los microbios 'luchar' contra la radiación. A mayor radiación, más mutaciones, que podrían terminar acabando con los microbios. Aunque unos pocos especímenes podrían llegar a sobrevivir durante miles de años.
Lee Cronin, químico de la Universidad de Glasgow, explica que las posibilidades de que un solo organismo dé origen a la vida en otro planeta son muy poco probables, y que cuantos más organismos haya, mayores serán las posibilidades. Sin embargo, opina el experto, "hipotéticamente hablando, no es imposible imaginar que la vida en la Tierra haya empezado gracias a un proceso similar".