"Esta subasta es la mayor de la historia, recaudará más que todas las anteriores juntas, y servirá para catapultar la industria de petróleo de Brasil hacia la primera liga mundial, y para que Brasil no sucumba a la maldición del petróleo", dijo Oddone en la apertura del acto que se celebra en un hotel de Río de Janeiro.
El responsable de la entidad que organiza la subasta dijo que es clave explotar los recursos de los yacimientos "presal" (bajo una capa de sal en aguas profundas del océano Atlántico) en un momento de transición energética, cuando el petróleo "camina hacia la obsolescencia", no hacerlo, añadió, sería "renovar una opción por la pobreza".
Oddone añadió que "el principal enemigo" del ambiente es la pobreza, y que los recursos financieros que el Estado obtendrá con esta subasta servirán para generar riqueza y de esta forma ayudar a preservar la naturaleza.
"Brasil se consolidará como exportador y será uno de los cinco mayores productores del mundo", afirmó.
El ministro de Minas y Energía, Bento Albuquerque, destacó la "grandeza del momento" y aseguró que a corto plazo Brasil podrá duplicar la producción y llegar a 7.000 millones de barriles diarios.
Además, destacó la relevancia de la subasta para la economía nacional, ya que por primera vez los ingresos que el Estado obtendrá de manos de las empresas adjudicatarias se repartirán entre Gobierno central, estados y municipios.
Además, la empresa semiestatal Petrobras ya trabaja en ellos; de momento, ha extraído apenas el 2,4% del total de 5.000 millones de barriles a los que tiene derecho.
Las 14 empresas habilitadas para participar son la brasileña Petrobras, la británica BP, la francesa Total, las estadounidenses Chevron y ExxonMobil, las chinas CNODC y CNOOC, la colombiana Ecopetrol, la noruega Equinor, la portuguesa Petrogal, la malaya Petronas, la catarí QPI, la anglo-holandesa Shell y la alemana Wintershall Dea.
Sin embargo, BP y Total anunciaron que no participarían.