El Ejecutivo nacionalista de Nicola Sturgeon se encamina así a reformar el sistema fiscal con los nuevos poderes transferidos a la autonomía por Londres tras el referéndum de 2014, en el que ganó el 'no' a la independencia.
Las propuestas del Gobierno del Partido Nacional Escocés (SNP) incluyen una subida fiscal en las rentas más elevadas y una "moderada" reducción para la mayoría de asalariados.
Así, las bandas altas cotizarán al 41% y 46% en Escocia en la declaración de la renta de 2018, un punto porcentual más alto respectivamente que en el resto del país.
Mackay mantiene al 20% la banda media e introduce una "intermedia", del 21%, sobre ingresos entre 24.000 y 44.273 libras (unos 27.000 y 50.000 euros) y otra "inicial" de 19%, en rentas de hasta 13.850 libras (unos 15.700 euros).
"La nueva banda 'inicial' asegurará que todos los que cobran menos de 33.000 libras pagarán un poco menos en impuestos que actualmente", declaró el ministro.
El gobierno nacionalista se distancia también del Ejecutivo central apoyando una subida salarial de funcionarios y empleados públicos al norte de la frontera con Inglaterra.
"Puedo confirmar un incremento mínimo garantizado del 3% en el sueldo de todos los trabajadores del sector público que cobren hasta 30.000 libras", prometió el ministro del SNP.
Las medidas fiscales del próximo Presupuesto escocés permitirán "recaudar 164 millones de libras adicionales", según las proyecciones oficiales.
El SNP gobierna en minoría y confía en el apoyo de los Verdes, Laboristas y Liberal demócratas a sus planes fiscales, que desaprueban los conservadores.