La nueva reforma supone que los impuestos que se cobran a los fabricantes de vehículos eléctricos se reducirían del 35% al 20%, mientras que los autos eléctricos perderían unos incentivos valorados en 7.500 dólares, algo que podría convertirse en un problema grave para la empresa de Elon Musk. La ayuda económica solo se extiende a 200.000 automóviles eléctricos. No obstante, Tesla corre el riesgo de agotar este límite en un futuro próximo.
En total, Tesla ha logrado vender alrededor de 127.000 automóviles Model S y Model X durante los primeros ocho meses de 2017. No obstante, reportó una pérdida de 619 millones de dólares durante el tercer trimestre —la mayor de su historia—, puesto que no logró cumplir su meta de producción del auto Model 3, con solo 260 unidades fabricadas en vez de las 1.500 previstas. Asimismo, las acciones de la empresa de Musk retrocedieron un 5,4% tras el cierre del mercado bursátil.
Actualmente, el productor de vehículos eléctricos estadounidense tiene previsto alcanzar una tasa de producción de 5.000 automóviles por mes para finales del primer trimestre de 2018.
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El objetivo principal de la reforma fiscal de Donald Trump es contribuir al presupuesto de EEUU. No obstante, debido a la cantidad pequeña de automóviles eléctricos vendidos actualmente, no lo complementará de modo significativo. Asimismo, la eliminación del incentivo disminuirá incluso las ventas de los vehículos Tesla. Así que se estima que la producción de los modelos X y S de Tesla caerá un 10% en el último trimestre de este año.
