Recientemente, el ministro de Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, y el canciller de Austria, Christian Kern, publicaron en la página del Ministerio de Exteriores de Alemania un comunicado conjunto en el que expresaron su extremo rechazo a los planes de EEUU de imponer nuevas sanciones a Rusia.
Las nuevas sanciones estadounidenses amenazan a las empresas europeas con multas por su participación en proyectos conjuntos con Rusia. Gabriel y Kern consideran que estas sanciones son ilegales dado que, con su ayuda, Washington planea sacar del mercado europeo los suministros de gas ruso a favor de los del gas natural licuado de EEUU.
"Las amenazas con sanciones a empresas de Alemania, Austria y otros países europeos que trabajan en el mercado estadounidense y que a la vez participan en proyectos gasísticos con Rusia, como el Nord Stream 2, aportan una nueva y negativa cariz en las relaciones entre Europa y EEUU", escribieron los políticos en el comunicado.
Por su parte, el portavoz del Gobierno teutón, Steffen Seibert, ha declarado que la canciller de Alemania, Angela Merkel, apoya la declaración de Gabriel y Kern.
No obstante, no pudieron cumplir con este plan. Según los datos estadísticos recogidos por la empresa británica BP, EEUU exportó en 2016 tan solo 4.400 millones de metros cúbicos de gas natural licuado. De este volumen, el país norteamericano logró vender tan solo 500 millones de metros cúbicos a Europa.
Los estadounidenses perdieron terreno no solo frente a los proveedores de gas natural, sino también frente a sus competidores de gas natural licuado, considera el columnista.
El rechazo del gas ruso a favor del de EEUU provocará una inminente subida de precios, opina Ardaev.
"Si el costo del gas natural en el punto de entrega se calcula por la suma de los gastos de extracción y transporte hasta el destinatario; el costo del gas natural licuado incluye los gastos de transporte hacia el lugar de licuefacción, luego en el transporte marítimo, en la regasificación y en el transporte al consumidor", escribe.
El director del Instituto de Energía Nacional de Rusia, Serguéi Pravosúdov, considera que el gas estadounidense no se podrá convertir en una alternativa al gas ruso por un conjunto de razones.
La intervención de EEUU en el mercado gasístico europeo inevitablemente repercutirá en los consumidores estadounidenses. Una situación parecida se produjo recientemente en Australia, en que el incremento de las exportaciones de gas a Japón condujo al aumento de los precios de gas dentro del mismo país, por encima del valor por el que Tokio le compraba a Sidney.
En las condiciones actuales de precios, EEUU suministra hoy en día gas natural licuado a Europa en detrimento suyo. Es una acción netamente política, al igual que los intentos de Washington de poner límites a la colaboración entre las compañías europeas con las empresas rusas, escribe el periodista.
"Durante las administraciones anteriores de EEUU, los llamamientos a la solidaridad en el bloque occidental siempre han sido acompañadas con ofertas de cooperación, levantamiento de las restricciones y una apertura de nuevos mercados. Ahora EEUU no propone estas alternativas a Europa y ha tomado el curso hacia el desplazamiento de bienes extranjeros desde su mercado nacional, mientras que sus exigencias a Europa siguen siendo las mismas. Claro está que eso no les conviene a los europeos", concluye.
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