"Entre los riegos globales sigue siendo alto el de una evolución negativa en la economía y el ámbito financiero de China, a pesar de que de momento la situación parece ser mejor de lo esperado", dice el comunicado del Banco ruso.
Según el pronóstico del Fondo Monetario Internacional, en 2017 la economía de China se frenará hasta el 6,6%, y en 2018 caerá hasta el 6,2%.
"El desarrollo de la economía de China sigue basándose en la continua expansión del crédito", explica el Banco Central de Rusia.
La entidad señala que "la actividad crediticia se desarrolla gracias a la flexibilización de la política monetaria que el Banco Popular de China empezó en 2012".
Las preocupaciones por la estabilidad del sistema financiero de China en 2016 se saldó con una fuga de capitales que alcanzó el nivel récord de 725.000 millones de dólares estadounidenses.
La salida de capitales y el fortalecimiento del dólar conllevaron la caída del yuán chino.
A finales de 2016 las autoridades chinas tuvieron que adoptar una serie de medidas reguladoras para frenar la fuga de capitales, y recurrir a las intervenciones de divisas para proteger la moneda nacional.
Para frenar el auge del crédito, en el primer trimestre de 2017 el Banco Popular de China endureció su política monetaria, lo que provoca el aumento de la tasa de interés.
Entre tanto, los productos de gestión del patrimonio WMP (Wealth Management Products), de alta rentabilidad, frecuentemente comercializados por los bancos y otras instituciones financieras de China, también representan un peligro para la economía china.
Debido al aumento de las tasas de interés a los bancos les puede resultar difícil recurrir a sus recursos.
Además la diferencia entre los plazos de pago de los prestamos y los WMP amenaza la estabilidad del sistema financiero.
El gran número de impagos de las empresas también hace vulnerable las finanzas de China, según los analistas del Banco Central de Rusia.