En otras palabras, Poroshenko llama agresor a Rusia, exige a Occidente prolongar las sanciones en su contra, y no obstante, se niega a pagar la deuda soberana contraída con Moscú que asciende a 3.000 millones de dólares y le exige preferencias comerciales.
Hay que recordar que Rusia había advertido que anularía las preferencias comerciales con Ucrania si ese país y la Unión Europea no tenían en cuenta sus preocupaciones a la hora de poner en marcha su Acuerdo de Asociación pactada para el próximo año. Por eso, Putin afirmó que adoptó esta decisión "debido a las exclusivas circunstancias que afectan a los intereses y a la seguridad económica de Rusia".
Pero la prensa occidental sólo ve un espíritu revanchista en la decisión legítima de Rusia de defender sus intereses. Señalan que se trata de una respuesta del Kremlin al anuncio de Kiev de imponer un bloqueo comercial a Crimea, y no mencionan la deuda que tiene Ucrania con Rusia y que se niega a pagar.
Pero hay otras cosas que suceden en Ucrania y que no le llaman la atención a los medios occidentales. Y es la pelea entre el ministro del Interior, Arsén Avákov, con el gobernador de Odesa, Mijaíl Saakashvili, que seprodujo en plena reunión del Consejo Nacional de Reforma.
Y es que la actual cúpula dirigente en Ucrania presenta un cuadro sumido en conflictos internos y riñas por el poder. Pero los gobiernos de Occidente se niegan a verlo, y los medios a comentarlo. En su lugar, prefieren acusar a Rusia de represalias y guerras comerciales contra Kiev, en lugar de analizar lo que está ocurriendo en las entrañas del gobierno ucraniano.
