Este viernes, el congreso de la FIFA aprobó el ingreso de Kosovo en la organización, diez días después de que hiciera lo mismo la UEFA.
"La decisión de la FIFA es un duro golpe para el deporte dictado por intereses políticos que refleja la inconsecuencia y la erosión total de los valores y principios fundamentales del deporte", dijo Udovicic al advertir que ese paso "tendrá efectos impredecibles no solo para nosotros sino para el fútbol en general".
Según el titular, de esta manera las selecciones de los países que no reconocen la independencia de Kosovo en un momento dado tendrán que jugar contra una nación "que no existe", algo que pondrá en tela de juicio la legitimidad de todas las competiciones a nivel tanto europeo como mundial.
Belgrado anunció anteriormente haber presentado un recurso al Tribunal de Arbitraje Deportivo de Lausana a raíz de la entrada de Kosovo en la UEFA, y espera que en caso de prosperar conllevará la anulación automática de la decisión correspondiente de la FIFA.
Kosovo, antigua provincia serbia poblada mayoritariamente por albaneses, proclamó en 2008 una independencia que Belgrado no reconoce.
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Tampoco es reconocida por Rusia, China y varios otros países, entre ellos cinco miembros de la Unión Europea, pero sí por un centenar (más del 50 por ciento) de los países miembros de la ONU.