"A fines de mayo, un centenar de nuestros militares viajarán a Rusia para estudiar el funcionamiento de los sistemas antiaéreos S-400", dijo.
Previamente, Turquía declaró que no piensa retractarse del contrato de 2.500 millones de dólares, suscrito con Moscú en diciembre de 2017, y que la primera partida de los S-400 debe llegar en julio.
La Casa Blanca, que busca venderle a Turquía las baterías antiaéreas Patriot, alega que los equipos rusos son incompatibles con los estándares de la OTAN.
El S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
Con un alcance de hasta 400 kilómetros, el equipo ruso puede destruir blancos a alturas de hasta 30 kilómetros.