Estas pequeñas aeronaves, también conocidas como cazas de entrenamiento avanzado (LIFT, por sus siglas en inglés), ofrecen la oportunidad de preparar a los futuros pilotos de combate a una fracción del costo.
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Además, debido al hecho de que estos aviones tienen la capacidad de portar y operar distintos tipos de armamentos, su uso no se limita a la formación de pilotos.
Según explica el columnista del medio The National Interest Sebastien Roblin, este tipo de cazas tienen capacidades para llevar a cabo tareas de combate básicas por la mitad o incluso un tercio de lo que cuesta un caza de combate convencional.
Uno de los aviones de entrenamiento más recientes es el chino L-15 Falcon, fabricado por la empresa Hongdu en la ciudad de Nanchang. Este biplaza cuenta con sistemas de control modernos, alta maniobrabilidad y buenas aptitudes aerodinámicas.
Así, de acuerdo con el columnista, los rasgos de este LIFT chino permiten entrenar a los pilotos del país asiático a manejar los cazas de la familia del Su-27, famosos por su supermaniobrabilidad y en servicio del Ejército Popular de Liberación china.
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La versión más reciente del caza-entrenador designada por las siglas L-15B es capaz de realizar vuelos supersónicos, tiene un radar y sistemas para detectar ataques enemigos.
En cuanto al armamento, tiene nueve puntos de anclaje en los cuales también se puede colocar un sistema de lucha radioelectrónica. El autor destaca que, a pesar de tener buenas características, el LIFT chino no es comparable a cazas como los F-16 estadounidenses o los Su-35 rusos.
Mientras tanto, el L-15 cuesta entre 10 y 15 millones de dólares por unidad. Además, el costo de operación y mantenimiento es también más bajo en comparación con sus competidores y cazas de clase más alta, cuenta Roblin.
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Es por esto que el avión ha llamado la atención de naciones de África y América Latina para llevar a cabo misiones básicas de defensa aérea y ataques terrestres. Al fin y al cabo, los países que no prevén enfrentamientos contra grandes fuerzas militares no tienen la necesidad de operar cazas de combate más sofisticados.
De acuerdo con el columnista, el mercado de aviones de entrenamiento está relativamente saturado en la actualidad con alternativas provenientes de una variedad de fabricantes. Así que es difícil decir si la exportación de estos cazas de entrenamiento y combate supersónicos y asequibles será un éxito.
Pero los aviones L-15 podrían llegar a ser "significante" a la hora de expandir la influencia china en África, Asia y América Latina, concluye Roblin.
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