Según Stoltenberg, la OTAN intervino en Yugoslavia para "evitar una catástrofe humanitaria" porque "hasta el fin de 1998 las fuerzas yugoslavas expulsaron de Kosovo a más de 300.000 albaneses".
El 24 de marzo se cumplieron 20 años del inicio de los bombardeos despiadados de la OTAN contra Yugoslavia que por aquel entonces estaba conformada por Serbia y Montenegro.
Las bombas de la Alianza Atlántica mataron a entre 2.500 y 3.500 civiles en los 78 días que duraron los ataques, según distintas estimaciones.
Esta agresión militar no fue aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU.