Más temprano la agencia Bloomberg informó, citando a unas fuentes anónimas, que Pekín supuestamente presta datos subestimados sobre el número de contagios y muertes por coronavirus.
También el 20 de marzo el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, acusó a China de poner en riesgo miles de vidas al ocultar información sobre la enfermedad, también el asesor de Seguridad de la Casa Blanca, Robert C. O'Brien, indicó que Washington no puede confirmar si los datos chinos sobre la propagación del virus son correctos.
"Estos comentarios de los políticos estadounidenses son descarados e inmorales, esta difamación, los insultos y la denigración de otros no ayudarán a recuperar el tiempo perdido, sino que causarán pérdidas aún mayores de tiempo y vidas humanas", dijo Hua Chunying en una rueda de prensa.
En este contexto la portavoz de la Cancillería llamó a los políticos estadounidenses a "dejar de politizar los problemas sanitarios".
"En lo referente a las evaluaciones de la situación epidemiológica internacional, es la OMS y los epidemiólogos los que preservan la credibilidad en este ámbito y no los políticos que difunden mentiras", agregó.
Al ser preguntada si Pekín seguirá el ejemplo de los países europeos e incluirá en su estadística a los infectados que fallecieron en casa, la diplomática contestó que China "publica todos los datos necesarios de forma regular".
Según los últimos datos oficiales de las autoridades chinas, en el país se han confirmado más de 81.500 infectados por el COVID-19, 3.318 de ellos fallecieron y más de 76.400 personas ya superaron la enfermedad.
El 29 de marzo, la Comisión Nacional de la Salud de China anunció que había logrado frenar la propagación de COVID-19 en el país, que comenzó a fines de diciembre en la ciudad china de Wuhan.
Al contrario, Estados Unidos es, desde la semana pasada, el epicentro mundial de la pandemia de COVID-19 con el mayor número de casos confirmados.