El acuerdo es el primero firmado entre Japón y un antiguo prisionero que fue expuesto a la radiación de la bomba nuclear, según la agencia de noticias Kyodo.
Buchel estaba en la cárcel el 9 de agosto de 1945, cuando la bomba nuclear estadounidense devastó la ciudad, y cinco años después regresó a Holanda.
En la demanda explica que ha sufrido durante su vida grandes dolores por la radiación recibida aquel día sin recibir los servicios médicos que la ley japonesa estipula para los supervivientes.
Buchel recibió en 2014 el certificado de hibakusha o superviviente nuclear y un año después presentó su demanda judicial.
Tokio tiene censados hoy a más de 183.000 hibakusha y al 1 % de ellos les reconoce dolencias relacionadas con la radiación de las bombas.
Los supervivientes extranjeros reclamaron entonces el mismo trato que los locales.
En el centro de las protestas estaban los coreanos, miles de los cuales trabajaban como esclavos en Hiroshima y Nagasaki cuando cayeron las bombas.
Tokio aceptó en 2003 dar servicios médicos también a los hibakusha que vivían en el extranjero.