De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en territorio mexicano viven mil 572 personas nacidas en Rusia, de las cuales 630 radican en la Ciudad de México y 942 en el resto del país.
"Yo salí de Rusia cuando tenía 17 años, tengo 35. Íbamos a ir a Canadá, pero por consejo de unos amigos, supuestamente primero teníamos que pasar por aquí (México) a la embajada de Quebec, pero no fue muy asertiva la información", comentó el joven ruso.
En entrevista con Notimex, Vasily Leonov, dueño del restaurante Kolobok, explicó que él, sus papás y su hermano, quedaron varados en México debido a que la mayor parte del dinero fue invertida en los boletos de avión que los trajo al país latinoamericano.
"Sólo teníamos dos mil dólares, en Rusia vendimos todo. Quedamos aquí sin poder salir realmente ni a Canadá ni Rusia, ni a ningún otro lado, hicimos cuentas, no nos alcanzaba para comprar boletos y visas", dijo.
Ante esta situación tan complicada, Vasily y su familia decidieron emplearse en México, sin importar el tipo de trabajo, las horas laborales y las distancias.
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Así, mientras Vasily limpiaba oficinas por la madrugada, Rusia atravesaba la segunda guerra chechena, que inició en 1999 tras el ataque de guerrilleros chechenos a Daguestán y luego de una serie de atentados al país de origen de Leonov, que dejó cientos de muertos.
Gastronomía rusa en una sola esquina
Vasily, quien tiene dos hijos mexicanos, recordó que su mamá fue la precursora del restaurante, pues empezó a vender empanadas en un puesto en Santa María la Ribera, en la delegación Cuauhtémoc de la capital mexicana, lo cual terminó en un local que transporta a los comensales con cada bocado a Rusia.
"Toda la comida que vendemos es muy tradicional, es lo que la gente come en fiestas como año nuevo, cumpleaños, esta comida no la encuentras en un restaurante ruso normal", aseguró.
Ubicado en las calles de Salvador Díaz Mirón esquina con Dr. Atl, Kolobok cuenta con guisos típicos rusos como de fonda mexicana, con los más representativos platillos que hacen a diario las mamás para la familia.
Además de la sopa borshch; solyanka; rassolnik, la ensalada rusa u Olivier, que es otra de las imperdibles de la casa, que de acuerdo con Vasily, tiene más ingredientes que la que se prepara en México.
En el restaurante también se pueden observar artesanías como matrushkas, además de los gorros llamados ushanka, que se abren para cubrir las orejas.
"Las ushankas ya son más bien de decoración, hay gente que todavía las llega a usar en el invierno. Aquí en México he visto algunas personas con ellos", señaló.
En el bosque la masa huye de sus captores cantándoles, "Soy un dulce kolobok, pastelito de harina, amasado con crema de leche, frito con aceite y enfriado en la ventana. Si me escape del viejito y la viejita, de ti, también me escaparé". Hasta que encuentra una zorra que logra comérselo.
México y Rusia en el corazón
Entre las cuatro paredes del restaurante, las personas podrán sentir que están en Rusia, tal y como lo hace Vasily cuando se reúne con sus compatriotas que radican en México.
"Cuando estas en medio de 100 rusos sientes que te vas a otro lado, te transportas de lugar, como si estuvieras allá por un segundo, es padre", comentó mientras tomaba un poco de té negro, ruso.
Sin embargo, reconoció que lleva tantos años en México que ya se adaptó al estilo de vida de los mexicanos, por lo que aseguró no sentir tanto la nostalgia como en aquellos primeros años.
El ruso naturalizado mexicano relató que viajó a Canadá en dos oportunidades para saber por qué sus papas se querían ir a vivir en un inicio al país de la hoja de maple.
"Allá sientes que extrañas a México, extrañas el espíritu que es mexicano, el mexicano que esté fuera del país lo entiende. Siento que soy parte de aquí", expresó.
"Aquí en México nos gustó todo, la parte cultural, gastronómica. México es infinito por lugares por visitar, como sus pueblos mágicos y playas, hay paisajes, montañas", detalló.
"Las diferencias entre el mexicano y ruso al principio parecen grandes porque no estás acostumbrado a cómo hacen las cosas, por ejemplo en Rusia somos más directos, entonces esto a veces ofende al mexicano, aquí son más amables", dijo.
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Entre risas y recuerdos de carreteras y paisajes infinitos que describen a su país natal, Vasily aseguró que a los mexicanos les gusta Rusia y a los rusos les gusta México y que no se arrepiente por no haber llegado a su destino, pues aquí encontró todo.
