Antes de la votación, el propio Cunha se defendió en persona diciendo que iba a ser condenado como represalia por haber dado luz verde al 'impeachment' contra la expresidenta Dilma Rousseff.
Cunha ya había dimitido de su cargo como presidente de la Cámara, pero no como diputado, para mantener así el aforo privilegiado que le permite que sus casos sean juzgados por el Tribunal Supremo Federal.
A partir de ahora, pierde ese privilegio y será juzgado por la justicia ordinaria, que en caso de las investigaciones de la Operación Lava Jato comanda el juez Sérgio Moro.
La sesión que terminó con la casación de su mandato empezó alrededor de las siete de la tarde y se prolongó hasta la medianoche en un clima tenso marcado por la presencia de Cunha en la Cámara.
"Estoy pagando el precio por librar a Brasil del Partido de los Trabajadores", dijo, en referencia a que fue él quien inició el proceso de destitución de Rousseff.
En sus discursos, los portavoces de los partidos se mostraron mayoritariamente a favor de la casación del mandato de Cunha.
La más tajante fue la diputada Clarissa Garotinho, del Partido da República (PR), que llegó a decir que Cunha es un "mafioso" y un "psicópata" que se cree sus propias mentiras, lo que le valió la reprimenda del presidente de la Cámara, Rodrigo Maia.