La historia reciente de los cambios de presidencia en EEUU demuestra que, a pesar de la voluntad de los candidatos expresada en campaña sobre la política exterior a seguir a la hora de gobernar, el realismo prima sobre el idealismo y el pragmatismo sobre la teoría.
Barack Obama hizo de la condena a la guerra de Irak su principal lema de campaña y dejó la Casa Blanca siendo el único presidente de la historia de EEUU que concluyó sus dos mandatos estando constantemente en guerra, llevando el intervencionismo norteamericano a Siria, Libia y Yemen, mientras la mantenía a la vez en Afganistán, Irak, Pakistán y Somalia.
Donald Trump acusó a Obama de haber dejado Oriente Medio hecho un desastre y prometió acabar de una vez por todas con las interminables y costosas guerras abiertas. Y concluyó su mandato no solo sin haber acabado ni una sola de estas guerras sino también practicando terrorismo de Estado al más puro estilo del salvaje oeste, como muestra el asesinato del general iraní Qasem Soleimani.
Solo en el primer año de presidencia de Trump hubo más muertes como resultados de ataques con drones que en los ocho años de presidencia de Obama, según la ONG Airwars que monitorea la muerte de personas inocentes en intervenciones con drones en Irak, Siria, Libia, Yemen y otras partes del mundo.
El futuro del pacto nuclear con Irán
Joe Biden hasta el momento ha sido más cauto que sus predecesores y solo ha prometido recuperar el pacto nuclear con Irán, siempre y cuando el país persa vuelva a cumplir los compromisos asumidos en el acuerdo, en cuyo caso también se eliminarían las sanciones contra este país. Esto al menos en el plano teórico. Se corre el riesgo de que EEUU le pida a Irán más condiciones de las planteadas inicialmente en el pacto y que en el contexto del asesinato del principal científico nuclear del país (Mohsen Fajrizade) todo se vaya al traste.
En un artículo de opinión fechado el pasado 13 de septiembre en la CNN, Biden confirma que EEUU volvería al pacto en caso de resultar ganador en las elecciones pero, tras la vuelta al acuerdo, tendrían que tener lugar negociaciones ulteriores con Irán. Esta última parte es la que está abierta a interpretaciones. Parece que Biden busca incluir en estas negociaciones posteriores no solo a los firmantes originales (Rusia, Irán EEUU, China, Reino Unido, Francia y Alemania) sino también a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, algo que sería muy difícil de aceptar por parte de Irán.
El nuevo tratado START
Si Joe Biden toma posesión el 20 de enero, como todo parece indicar, se enfrentará a la decisión de extender el acuerdo de reducción de armas nucleares con Rusia, conocido como Tratado START III, que expira en febrero.
El objetivo final de Biden podría ser el mismo que el buscado por Trump si nos basamos en la afirmación hecha por él de que defiende una prórroga (sin indicar por qué tiempo) como base para "nuevos acuerdos de control de armas". Lo que se puede interpretar por nuevos acuerdos que incluyan a China.
Corea del Norte
Recordemos que Biden llamó a Kim jon-Un "matón" durante el segundo debate presidencial con Trump, en el que implícitamente lo comparó con Adolf Hitler. Corea del Norte a su vez calificó a Biden como un "perro rabioso al que habría que matar a palos". Las cosas no pintan bien y puede que Corea del Norte esté ya planificando un nueva prueba con misiles para celebrar la entrada de Biden a la presidencia estadounidense y probar así a la nueva administración.
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