El reporte advierte que, según los registros del Gobierno de EEUU, ciudadanos estadounidenses "han sido víctimas de crímenes violentos como el homicidio, secuestro, asaltos o robo de auto por parte de grupos delictivos en varios estados de México".
Otros delitos son las extorsiones por los llamados "secuestros virtuales y exprés", y retenes que coloca la delincuencia organizada en vías principales o carreteras, simulando los despliegues militares.
Los riesgos se extienden por dos tercios del territorio del país vecino de EEUU, en 22 de los 32 estados de la federación mexicana, en la alerta que actualiza la emitida a principios de 2016, el 19 de enero pasado.
Las recomendaciones son que "bajen su perfil y eviten mostrar indicadores de riqueza como joyas de aspecto caro, relojes o cámaras".
Los viajeros deben hacerlo únicamente de día por determinadas carreteras, evitar lugares solitarios.
Los lugares peligrosos donde el gobierno estadounidense incluso recomienda "aplazar viajes no esenciales" son los estados de Michoacán, Tamaulipas y Coahuila, algunas regiones de Sonora, Chihuahua, Colima y Jalisco, y algunas carreteras de Morelos, Nayarit, del Estado de México que rodea la capital y el oriente de la Ciudad de México.
La violencia en la zona fronteriza o las rutas del narcotráfico no son ataques dirigidos a los estadounidenses por su nacionalidad, advierte, sino que "la delincuencia y la violencia pueden ocurrir en cualquier parte, a plena luz del día y en lugares públicos como restaurantes y clubes".
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Otra parte del paisaje urbano mexicano son las protestas callejeras, porque "las manifestaciones son comunes y ocurren en todas partes".
Sin embargo, advierte que "incluso las protestas destinadas a fines pacíficos pueden convertirse en una confrontación y escalar a la violencia", y los manifestantes pueden tomar carreteras, estaciones de servicio y aeropuertos.