"Bolsonaro, un parlamentario que apoya la tortura y otras prácticas abusivas y que ha hecho declaraciones abiertamente racistas, homófobas y misóginas, ganó las elecciones en octubre (…) la violencia política y las amenazas a periodistas marcaron la carrera presidencial", dice el informe.
HRW recordó que, según la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji en su sigla en portugués), más de 140 periodistas fueron amenazados y en algunos casos "psicológicamente atacados" durante la cobertura electoral, recordando además, las numerosas declaraciones de Bolsonaro contra la prensa.
El informe se centra especialmente en la violencia contra la mujer, citando datos del Forum Brasileño de Seguridad Pública, que indican que 4.539 mujeres fueron asesinadas en 2019, aunque la policía apenas identificó 1.133 casos como femicidios (cuando la muerte es motivada por su condición de género).
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Según el informe, esta cifra está subnotificada y los esfuerzos que Brasil realiza para luchar contra esta lacra social (como la Ley María da Penha, muy bien valorada) son insuficientes porque no están dotados de suficiente recursos.
La ONG también destaca otros problemas endémicos de Brasil, como la masificación de su sistema penitenciario; a finales de 2018 el número de presos se estimaba en 841.000, cuando la capacidad real de las cárceles es de aproximadamente la mitad.
Este descontrol, sumado a la falta de agentes penitenciarios, hace que el Estado brasileño haya perdido el control de las prisiones y que éstas se hayan convertido en centros de reclutamiento de personas para el narcotráfico, lamenta la organización.