EEUU casi duplica las inversiones que extrajo de la UE en medio de la desindustrialización alemana

Desde el estallido del conflicto ucraniano, Estados Unidos se ha convertido en el principal destino de inversión para las empresas alemanas que buscan refugio de los elevados costos energéticos provocados por las sanciones antirrusas encabezadas por Washington, y atraídas por las subvenciones que ofrece el país norteamericano.

Atraídas por los recortes fiscales estadounidenses en medio de la recesión en Alemania, las empresas de la mayor economía de Europa registraron nada menos que 15.700 millones de dólares de inversiones capitales en Estados Unidos en 2023, frente a los 8.200 millones en 2022, según la base de datos sobre inversiones transfronterizas, fDi Markets.

En 2023, las compañías alemanas pusieron en marcha 185 proyectos de capital en el gigante norteamericano, de los cuales 73 se centraron en la fabricación. El proyecto más significativo fue el de la empresa subsidiaria de vehículos eléctricos de Volkswagen, Scout Motors, que invirtió 2.000 millones de dólares en Columbia, Carolina del Sur.

Un estudio reciente de las Cámaras de Comercio germano-estadounidenses indica que el 96% de las 224 filiales de empresas alemanas en Estados Unidos tienen previsto aumentar sus inversiones para 2026.

La aprobación por la Administración Biden de la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips y Ciencia ha estimulado un aumento de la inversión, concediendo más de 400.000 millones de dólares en incentivos fiscales, préstamos y subvenciones para reactivar la industria manufacturera estadounidense y acelerar su transición energética, al tiempo que ha arrancado inversiones a sus aliados de la OTAN.

Altos ejecutivos de otros dos gigantes industriales alemanes —BASF y Siemens Energy— atribuyen el atractivo de Estados Unidos a factores como políticas industriales viables, una previsión de mercado alcista a largo plazo y acceso a las cadenas de suministro.

Tim Holt, miembro del consejo ejecutivo de Siemens Energy, señaló las perturbaciones de la cadena de suministro en dos de las principales rutas marítimas del mundo —los canales de Panamá y el de Suez tras los ataques de los hutíes— y los conflictos geopolíticos como razones para la expansión en el extranjero.

"No cabe duda de que la industria en Europa se enfrenta a un desafío. No está claro, pero es probable que las fábricas europeas intensivas en energía se contraigan en lugar de crecer a mediano plazo", declaró a medios estadounidenses Michael Heinz, director general de BASF en Norteamérica.

Alemania, famosa por su potencia manufacturera y su industria pesada, se encuentra hundida tras la pérdida del gas económico ruso, columna vertebral de su auge industrial durante décadas.

La decisión del canciller alemán, Olaf Scholz, de sumarse a las sanciones antirrusas lideradas por Occidente desencadenó una escalada de desindustrialización progresiva en Alemania, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, aumento del costo de vida y cierre de fábricas.

Un estudio realizado en 2023 por la Cámara de Comercio e Industria alemana reveló que casi un tercio de las empresas industriales alemanas tenían previsto trasladar su producción al extranjero, un porcentaje que se había duplicado en comparación con el año anterior.

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