Carnaval de Oruro: del culto de las raíces ancestrales a la fiesta que mueve millones
© Sputnik / Sebastián Ochoa
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En estos días se desarrolla en la capital orureña la celebración que convoca a miles de visitantes de Bolivia y del resto del mundo. ¿Cuál es el origen de esta festividad que conjuga la religión milenaria de los pueblos andinos con el culto católico? Los números que benefician a la población local.
Cientos de años atrás, donde hoy está la ciudad de Oruro era territorio del pueblo Uru. Según relatos orales olvidados por siglos, hubo un tiempo en que las deidades enviaron cinco plagas para acabar con los urus, a los cuales consideraban moralmente degenerados. Cuando una víbora, un lagarto, un cóndor, un sapo y hormigas gigantes estaban por acabar con esta civilización, una mujer con un bebé en brazos los enfrentó y derrotó. A algunos seccionó con su espada. A otros convirtió en piedra.
Desde entonces, para estas fechas los orureños bailan en las calles de la ciudad para agradecer a su salvadora. En tiempos preincaicos era una ñusta, como se denominaba a las princesas. Luego de la colonización española, entre los siglos XVI y XIX, la joven se convirtió en la Virgen de la Candelaria, que emergió del cerro Pie de Gallo para defender a los urus, con la condición de que rectifiquen sus modos de vida.
"El carnaval de Oruro tiene una historia de larga data. Es un carnaval religioso que conjuga elementos del llamado 'culto pagano', con idolatría de deidades, de rocas, que es considerado sacrílego porque no es religioso católico. De esa convivencia de elementos surge el carnaval de Oruro", relató a Sputnik el historiador orureño Fabrizio Cazorla.
Actualmente, el carnaval de Oruro es uno de los más importantes de Sudamérica por la particular belleza de sus variados trajes y danzas que representan, en esencia, la interminable lucha del bien contra el mal.
Pero, además de revitalizar sus raíces, el carnaval genera un formidable despliegue económico: según el Ministerio de Desarrollo Productivo, en 2023 quedaron en esta ciudad 260 millones de pesos bolivianos (unos 37,6 millones de dólares), una cifra para nada desdeñable considerando que en la capital orureña viven aproximadamente 300.000 personas.
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Postales del desfile del carnaval de Oruro de 2024
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Para esta edición se prevé mover más dinero, también recibir más visitantes nacionales y extranjeros durante una semana. En el carnaval de 2023 llegaron a la ciudad 348.000 espectadores, según datos del Gobierno Nacional. Los días con más convocatoria serán el sábado 10 y el domingo 11 de febrero, cuando atravesarán las calles orureñas 50.000 bailarines y 20.000 músicos.
"Para alegría de nosotros, que residimos acá, la llegada de estas fiestas de carnavales representan un ingreso muy significativo. El año pasado ha habido un muy buen movimiento económico tanto a nivel local como a nivel nacional", dijo a Sputnik Susana Ramírez, propietaria del hotel Rosales, en la capital de Oruro.
"La afluencia de más personas al carnaval significa para nosotros una fuente de ingreso vital, que nos permite ahorrar para llevar a nuestros hijos al inicio de clases. Nos ayuda de gran manera con los gastos", agregó.
El carnaval propiamente dicho abarca una semana de febrero. Pero para llegar a este punto se requieren decenas de ensayos, contratos con bandas de músicos, elaboración de miles de ostentosos trajes, que ya implican un movimiento económico marcado.
Las fraternidades folclóricas que desfilan en estos días comenzaron a reunirse en noviembre de 2023 y continuaron preparándose hasta días atrás. En este periodo se activaron los rubros de alimentos, bebidas, transporte, hospedaje y costura, entre muchos otros.
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Entre lo católico y lo pagano
La ciudad de Oruro está rodeada por cerros como Santa Bárbara, San Pedro, Pie de Gallo, entre otros. "Son parte de una serranía sagrada adonde acudía y frecuentaba mucha gente del norte de donde actualmente es Chile y Argentina, así como la región andina donde ahora es Bolivia. En esta época, cuando es la floración de cultivos y el tiempo de lluvias, aquí se desarrollaba un espacio ritual de consagración, de gratitud", señaló Cazorla. Las reuniones se daban en una waka, un adoratorio "que había donde ahora es el Santuario del Socavón".
El historiador destacó que la celebración "ha sobrevivido muchos siglos, desde la época de los urus, que son los más antiguos habitantes de acá". Según varias investigaciones, este pueblo milenario se asentó aquí entre los 1200 y 3000 años antes de Cristo. "Hasta que llegaron los españoles, quienes en nombre de la religión católica abatieron a este ídolo; pero no cesó la costumbre de frecuentar a la waka, ya con la imagen de la Virgen de Candelaria del Socavón".
Entonces la antigua ñusta fue suplantada por otra imagen "maternal, protectora, que ha logrado acoger el sentimiento de todos los habitantes, encontrándose en ella una luz de esperanza, de renovación y de mejores días merced a la actividad minera", reconstruyó Cazorla. "Estamos hablando de 1739 y 1789, cuando ya era conocida la devoción a la virgen", acotó.
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Esculturas que representan a las plagas representadas en el Carnaval de Oruro, ubicadas en el cerro Santa Bárbara
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Esculturas que representan a las plagas representadas en el Carnaval de Oruro, ubicadas en el cerro Santa Bárbara
El experto subrayó que, cuando la Corona española fue expulsada de Bolivia en 1825, los europeos "dejaron como resabio la costumbre de predicar los siete pecados capitales, la lucha entre el bien y el mal". Es entonces en que aparecen "personajes como el arcángel, Satanás, las representaciones de los pecados capitales, que entraban en escena en el atrio de donde ahora es el santuario", ilustró.
Cazorla, director de la revista Historias de Oruro, recordó que la etapa republicana de Bolivia trajo un nuevo cambio a la celebración: "Se creó la música de la Diablada, la coreografía, se recobró la costumbre de los cargamentos, las ofrendas, tributos de riquezas que eran devueltos a la Virgen, porque habían salido del cerro del Pie de Gallo, donde había un filón de plata". Era una manera "de devolver simbólicamente a las faldas del cerro", comentó.
En esa etapa se recuperaron "todos los elementos culturales". "Según una antiquísima leyenda preincaica, una deidad llamada Huari había luchado contra otras deidades. Habían combatido enviándose el sapo, el lagarto, una víbora, hormigas, hasta un cóndor".
Actualmente, la ciudad de Oruro está rodeada de sitios ceremoniales que representan a cada una de las plagas. Allí se realizan ofrendas a la Pachamama en el primer viernes de cada mes.
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