Esta es la lección que dejan Ucrania e Israel para la industria militar occidental

El desempeño de las fuerzas ucranianas frente a las tropas rusas, y ahora el papel del Israel en la escalada contra Hamás, son hechos que brindan una lección en cuanto a la forma en cómo se libran los conflictos armados modernos, señala el investigador del Centro de Políticas de Seguridad y exfuncionario del Pentágono, Stephen Bryen.

A decir del también exfuncionario del Pentágono, la gran enseñanza que dejan ambos conflictos es que los sistemas de armamento de alta tecnología no son infalibles y necesitan ser revisados, modificados o incluso desechados.

"Junto con el muy discutido fracaso de la inteligencia israelí, cada vez hay más conciencia de que muchas de las armas de alta tecnología de Estados Unidos e Israel no funcionan como se anuncia. Lo mismo ocurre con muchos sistemas europeos", sostiene el experto en su sitio especializado en defensa, Weapons and Strategy.

En ese sentido, afirma que el Pentágono y probablemente sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ya se hayan percatado que el planteamiento actual que tienen sobre la guerra "necesita un cambio urgente".

"Una vez que Israel pueda superar la crisis inmediata —o incluso durante el desarrollo de ésta— también deberá cambiar sus doctrinas para tener en cuenta de forma realista las nuevas amenazas a las que se enfrenta", observa Bryen.

"Lo que está completamente claro es que la estrategia global y la doctrina y las capacidades de combate deben ser actualizadas, revisadas y, en algunos casos, desechadas", ahonda el experto.

De acuerdo con Bryen, un ejemplo de las fallas en los equipos utilizados por los países occidentales son los tanques estadunidenses Abrams y los alemanes Leopard.

Los Abrams no han entrado en combate porque los soldados ucranianos entienden —y así lo han dicho públicamente— que si los utilizan serán destruidos, recuerda el analista.

En cuanto a los Leopard, dice el experto, han sido destruidos por cañones, drones y minas rusos.

Sobre Israel, Bryen señala que el sistema de defensa antiaérea, mejor conocido como la Cúpula de Hierro, se vio desbordado por miles de misiles del grupo palestino Hamás y no pudo proteger a los civiles de los daños causados, aunque aún no se sabe si ese fracaso fue tecnológico o analítico.

"Lo que sí sabemos es que Hamás fue capaz de violar el sofisticado sistema de vallas de Israel en la frontera de Gaza y que pudo llevar a cabo una invasión terrestre a gran escala, además de atacar desde el aire [misiles, drones, parapentes] y el mar [lanchas rápidas]", expone Bryen, quien subraya las versiones de que las direcciones IP que la Cúpula de Hierro utiliza para las comunicaciones fueron hackeadas.

De acuerdo con el especialista, el problema de la ciberseguridad afecta a las armas y a los sistemas de mando y control estadounidenses, europeos e israelíes.

"Ha habido problemas considerables con el hardware occidental en Ucrania porque los rusos han desarrollado una serie de plataformas de interferencia", afirma el analista.

Otro ejemplo de las fallas o de la obsolescencia del armamento occidental, según este experto, son los misiles Stinger, que han mostrado ser vulnerables ante los drones de Rusia.

Al igual que los tanques, los vehículos blindados estadounidenses, especialmente los Bradley, no han tenido mucho éxito en Ucrania, afirma Bryen.

"Del mismo modo, los vehículos blindados de transporte de tropas europeos —el Marder alemán, el AMX-10C francés y otros— han demostrado ser buenos objetivos para la artillería rusa, las minas, los helicópteros equipados con misiles antitanque y los drones como el Lancet", asegura.

"La conclusión es que los blindados de todo tipo se enfrentan a importantes problemas de supervivencia en el campo de batalla moderno. Una de las preguntas sin respuesta es si las plataformas blindadas modernas pueden seguir siendo armas de primera línea. Por desgracia, las alternativas no son tan buenas", dice.

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