"En cualquier caso, también estamos interesados en entender y determinar qué le sucedió al paciente (...) no estamos menos interesados en esto que otros", dijo Peskov a la prensa.
El portavoz señaló que el Kremlin "no sabe cómo ha evolucionado la situación [con salud de Navalni] en las últimas 24 horas".
Además, según Peskov, Moscú se opone categóricamente a etiquetar la situación, es decir, de "calificar de envenenamiento lo que aún no ha sido definitivamente confirmado" como tal.
"Tenemos paciencia con esto, pero estamos totalmente en desacuerdo en la etapa actual", agregó.
El portavoz también destacó que Moscú no ve ninguna razón para el empeoramiento de las relaciones con los países occidentales debido a la situación de Navalni.
El 20 de agosto, Navalni se sintió mal durante un vuelo de la ciudad de Tomsk a Moscú, lo que obligó a los pilotos a realizar un aterrizaje de emergencia en Omsk. El opositor fue ingresado en el hospital de esa ciudad donde los médicos lograron salvarle la vida.
El suceso generó una ola de especulaciones sobre un supuesto envenenamiento. Tras los análisis realizados los médicos descartaron esos rumores y diagnosticaron a Navalni trastorno metabólico provocado por una fuerte caída del nivel de azúcar en la sangre.
Los médicos alemanes confirmaron el 24 de agosto, en su nota escrita, que usan el mismo medicamento prescrito por los doctores rusos para tratar a Navalni, quien sigue en coma inducido.
El 25 de agosto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, pidió a los médicos alemanes que compartan información concreta si consideran que el ciudadano ruso fue realmente víctima de envenenamiento para iniciar una investigación.