"Al menos 90 civiles han muerto y más de 200 fueron heridos en la ciudad de Murzuk y sus alrededores", dijo el portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Jens Laerke, citado por la página web de la organización.
Agregó que "cuarenta y cinco personas perecieron durante un ataque aéreo el 4 de agosto. Cuatro días más tarde, seis niños murieron o resultaron lesionados tras el lanzamiento de un proyectil que alcanzó una casa que albergaba a desplazados internos".
Laerke indicó que todas las partes del conflicto sufrieron pérdidas por ataques aéreos realizados tanto con aviones como con drones, por bombardeos "indiscriminados" con misiles y combates directos en la tierra.
"La ONU y los organismos humanitarios están respondiendo con atención médica de emergencia, distribución de alimentos, refugio y artículos no alimentarios", agregó Laerke, quien señaló que el acceso a los habitantes es difícil debido a las hostilidades.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 9.450 personas han sido desplazadas desde principios de agosto por los enfrentamientos en Murzuk y sus alrededores.
Las familias que habían sido desplazadas en las cercanías de la ciudad libia habían huido a las comunidades cercanas, entre ellos había 300 migrantes de Níger, Chad y Nigeria.
Desde finales de marzo de 2016 en Trípoli funciona el Gobierno de Unidad Nacional, reconocido como legítimo por el Consejo de Seguridad de la ONU y presidido por Fayez al Sarraj.
No obstante, este Ejecutivo no cuenta con el apoyo de la Cámara de Representantes, parlamento unicameral con sede en la ciudad de Tobruk (este), que proclamó su propio Gobierno, apoyado por el Ejército Nacional Libio (ENL).
A principios de abril pasado, Libia entró en una nueva espiral de violencia después de que Jalifa Haftar ordenara una ofensiva contra Trípoli para "liberarla de terroristas".
Las fuerzas leales al Gobierno de Unidad Nacional respondieron con la operación Volcánde Ira contra las tropas de Haftar.