La unidad antiterrorista de Scotland Yard aseguró este jueves que confirmó con análisis forenses un cuarto caso de contaminados con una sustancia de efecto neuroparalizante en la ciudad inglesa de Salisbury y sus alrededores. La última víctima detectada es un agente de la policía de Wiltshire, "que no desea ser identificado" y que estuvo operativo cuando saltó la alarma del envenenamiento del doble agente ruso-británico Serguéi Skripal y su hija Yulia en marzo de 2018.
"Por estas razones y teniendo en cuenta las numerosas incoherencias en las declaraciones anteriores de las autoridades británicas (por ejemplo, las cuestiones pendientes sobre el origen del frasco con la presunta sustancia neuroparalizante, supuestamente encontrado en el apartamento de Charles Rowley en Amesbury), la información publicada este jueves no es nada creíble", indicó la misión diplomática rusa.
La Embajada considera esta información "un nuevo intento de aportar por lo menos alguna prueba en conformidad con las directrices políticas predeterminadas por el Gobierno británico".
Los diplomáticos rusos recordaron que desde el incidente de Salisbury, Londres "sigue rechazando la cooperación con Rusia, manteniendo en secreto la salud y la ubicación de los ciudadanos rusos Serguéi y Yulia Skripal", y viola sus obligaciones en virtud de las convenciones consulares y los tratados de asistencia legal.
Serguéi Skripal, exoficial de la inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron hallados inconscientes a principios de marzo pasado cerca de un centro comercial en la ciudad británica de Salisbury, como resultado de lo que Londres llegó a calificar como intento de envenenamiento con una sustancia neuroparalizante.
Después de recibir el alta médica, los dos fueron trasladados a un lugar secreto.
También fue dado de alta el detective que se expuso a la sustancia neuroparalizante al investigar el incidente de Salisbury.
Nada más abierta la investigación, Londres responsabilizó a Moscú de estar detrás del envenenamiento y catalogó el arma como neuroparalizante de la clase Novichok, supuestamente desarrollada por químicos rusos.
Moscú rechaza de plano las acusaciones de Londres, que considera infundadas, y envió decenas notas diplomáticas al Foreign Office reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación, así como a los Skripal que son ciudadanos de Rusia.
Después del incidente en Salisbury, los dos Estados redujeron en grado considerable sus contactos diplomáticos.