"Mejoramos la calidad subiendo el octanaje con un aditivo vegetal producido en el país, sin modificar el precio", dijo a reporteros el presidente de YPFB, Óscar Barriga, citado en un informe de la empresa.
El nuevo combustible sustituirá progresivamente a la gasolina de mayor demanda en el mercado interno local: la especial de 85 octanos que se vende a 3,74 bolivianos (0,54 dólares) el litro y está potenciada con aditivos comunes de origen fósil, que el país importa.
Añadió que la gasolina de 87 octanos, que cumple normas internacionales, se vende inicialmente en el departamento central de Cochabamba y estará disponible en pocas semanas en todo el territorio nacional.
El programa de biocombustibles fue lanzado a principios de 2018 como fruto de una alianza entre el Gobierno y el sector agroindustrial del departamento de Santa Cruz (este) que pretende ahorrar divisas e impulsar el crecimiento económico.
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Los privados han iniciado, en ese marco, un plan de inversiones de hasta 1.600 millones de dólares en un quinquenio para duplicar los cañaverales hasta 350.000 hectáreas y alcanzar al final del período una capacidad de producción de 350 millones anuales de litros de etanol anhidro.
Como una segunda etapa del programa de biocombustibles, el Gobierno y los empresarios privados han programado para fines de 2019 la primera producción de biodiesel, utilizando soja como materia prima.
Para garantizar la producción de soja necesaria para el biodiesel, el Gobierno ha autorizado el uso de nuevas semillas modificadas resistentes a la sequía.