El gran obstáculo lo tendrá que superar hacia finales de este año. Primero, en julio, Netanyahu tendrá una audiencia con el procurador general, Avichai Mandelblit, quien unos seis meses después decidirá si es preciso imputar a Netanyahu por alguno de los tres casos de corrupción que se están investigando.
En Israel se habló con intensidad durante la campaña de lo que aquí se denomina la "ley francesa", y que consistiría en pasar una ley en la Knéset que diera inmunidad al primer ministro mientras desempeña el cargo.
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Aunque Netanyahu dijo durante la campaña que no está interesado en esa ley y que ni siquiera piensa en ello, algunos de los diputados del Likud podrían iniciar un proyecto de ley en esa dirección.
Como se trata de un acuerdo a la medida de Israel, todo indica que los palestinos lo rechazarán. "Las ideas nuevas de Kushner son las viejas ideas de Netanyahu", dicen los palestinos.
Según el Canal 12 de la televisión hebrea, Netanyahu aprovechará el rechazo de los palestinos para anexionar a Israel partes de la Cisjordania ocupada, una promesa que hizo el pasado fin de semana.
Es más, el bloque de la derecha obtuvo más votos si se tiene en cuenta que varios partidos de la extrema derecha han obtenido algo menos del 3,25 por ciento de los votos necesarios para entrar en la Knéset.
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Partidos como la Nueva Derecha de Naftalí Bennett y Zehut (Identidad) de Moshe Feiglin todavía aspiran a entrar en la Knéset cuando se recuenten los votos de los soldados.
Netanyahu cuenta por lo tanto con una holgada mayoría. Por supuesto, tendrá que maniobrar con unos y otros de sus aliados pero la nueva legislatura se le presenta como muy a mano para no tener problemas especiales, fuera de las imputaciones por corrupción.