El Messerschmitt Me 163 era el único avión operacional propulsado por cohete que fue capaz de ascender de una manera casi vertical a una velocidad de 1.126 kilómetros por hora, todo un récord para la época. Su papel como interceptor consistía en penetrar en formaciones enemigas antes de volver para asestar el segundo ataque.
El periodo de combustión de su motor fue muy corto debido a la increíble velocidad que esta aeronave pudo desarrollar. Eso implicaba que el piloto tenía que volver a planear frecuentemente.
El empleado de Deutsches Museum en Múnich comunicó que existía un mito en Alemania de que este avión era una 'joya' de ingeniería nazi.
"No había armas maravillosas híper modernas en la Alemania nazi que pudieran haber cambiado el curso de guerra. Estas afirmaciones fueron disipadas a partir de los años 50 del siglo pasado por la industria aeroespacial de Alemania. Este avión era extremadamente peligroso para sus propios pilotos y técnicamente resultó ser un callejón sin salida", explicó.
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A su vez, otro empleado de nombre Felix Wander comunicó que la Alemania nazi consideraba a los pilotos del Messerschmitt Me 163 como personas ' desechables ', algo que explica su alta tasa de mortalidad.