A la ahora madre se le había implantado el útero en 2016 mediante una operación quirúrgica que duró más de 10 horas, y en la que el órgano fue conectado a las venas, arterias, ligamentos y canales vaginales de la mujer. Fue entonces cuando comenzó un proceso de siete meses en el que la paciente fue sometida a altas dosis de fármacos inmunodepresores para que su cuerpo no rechazara el órgano recién trasplantado.
👶Nace el primer bebé de un útero trasplantado a partir de un donante fallecido.
— Noticias CMM (@CMM_noticias) 5 декабря 2018 г.
La receptora del trasplante fue una paciente de 32 años con infertilidad uterina, a la que se le implantó el útero.
El bebé fue una niña sana.
📸Hospital Das Clinicas Sao Paulo pic.twitter.com/JtqEkLE5Se
De ella ha nacido por cesárea a las 35 semanas de gestación una niña completamente sana de dos kilos y medio. Tras su nacimiento, los médicos extirparon a la paciente el útero que habían trasplantado para que dejase de ingerir la medicación inmunosupresora.
El logro supone el primer trasplante de útero de América Latina y el primero del mundo procedente de una persona ya fallecida y con final feliz. Los 10 trasplantes de donantes fallecidos se habían realizado sin éxito. En total se habían intentado 39 trasplantes entre personas vivas y solo de 11 de ellos habían nacido bebés sanos.
El equipo médico del Hospital das Clínicas de Sao Paolo señala que el hito es un paso muy importante con el que se podría ayudar a mujeres infértiles debido a dolencias congénitas y a aquellas con úteros dañados debido a infecciones y tratamientos oncológicos.
El primer trasplante de útero entre personas vivas tuvo lugar con éxito en Suecia en 2013.
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