Una expedición franco-estadounidense dirigida por el oceanógrafo Robert Ballard descubrió el 1 de septiembre de 1985 una caldera de vapor del Titanic en el fondo del océano Atlántico. Pronto se descubrieron los demás restos del barco.
Así concluyó la larga búsqueda llevada a cabo por varios investigadores independientes, quienes durante mucho tiempo no tuvieron éxito debido a que las coordenadas del lugar del naufragio, emitidas la fatal noche de 1912, eran incorrectas.
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El desastre marino más famoso ocurrió el 15 de abril de 1912, cuando el Titanic colisionó con un bloque de hielo y se hundió.
Sus restos se encuentran a una profundidad de aproximadamente 4 km. Durante la inmersión, la nave se partió y se dividió en dos partes que ahora se encuentran a unos 600 metros de distancia. Cerca de estas, en un radio de varios cientos de metros, hay muchos restos y objetos del barco.