En particular, los artesanos sirios de Jobar, un suburbio de Damasco, crearon una serie esculturas en los lugares donde hasta hace poco los terroristas almacenaban sus municiones.
Lo que solía ser la guarida de los grupos armados desde donde organizaban ataques y se ocultaban se transformó en una auténtica exposición de bajorrelieves.
Dichos relieves sirven como recordatorio del poder del espíritu del pueblo sirio y son un monumento a la resistencia contra los terroristas.