El ingeniero Felipe Osiadacz, de 27 años, y el cocinero Fernando Candia, de 30, ambos chilenos, se encuentran en una compleja situación a más de 16 mil kilómetros de su país, ya que están encarcelados hace más de un año en Malasia acusados de matar a una persona.
Esto, porque el delito por el que están acusados Osiadacz y Candia es castigado con muerte en la horca en Malasia, y cualquier declaración oficial o en la prensa puede ser utilizada en su contra.
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Sin embargo, este 2 de agosto finalmente comenzó el juicio, y el medio chileno AhoraNoticias logró tener acceso a las declaraciones de los involucrados, y publicó los antecedentes entregados durante la audiencia.
El relato de los acusados
De acuerdo a lo que testificaron los imputados, ellos se encontraban de vacaciones en Kuala Lumpur cuando una noche Osiadacz llegó a la residencia donde se hospedaban y se dio cuenta de que no tenía llaves para ingresar a su habitación.
Los jóvenes le pidieron ayuda al recepcionista del lugar para que llamara a la policía, pero este se habría negado y les habría pedido que solucionaran sus problemas afuera del edificio.
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Afuera en la calle se inició una pelea entre los tres individuos; Osciadacz relató que durante el pleito se rompió un espejo que el malayo habría intentado tomar para atacarlos, por lo que Osciadacz le inmovilizó las manos y Candia, el cuerpo.
El medio chileno también reprodujo el relato de Lim, el recepcionista del hospedaje, quien aseguró que el ciudadano malayo era un "ladyboy", un término local utilizado para referirse a una mujer transgénero que ejerce la prostitución.
La audiencia se realizó en cuatro idiomas: la fiscal en malayo, la abogada defensora en inglés, el testigo en chino mandarín y los chilenos en español.
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En la sala se encontraban los familiares de los acusados y el embajador chileno en Malasia, Rodrigo Pérez.
Defensa
La estrategia de la abogada consistirá principalmente en demostrar que los hombres actuaron en defensa propia, y además demostrar que ambos intentaron en reiteradas oportunidades pedirle al recepcionista del hospedaje que llamara a la policía, lo que este no habría hecho.
El canciller de Chile, Roberto Ampuero, afirmó en conferencia de prensa que el Gobierno no puede decir nada sobre el caso, pero sí aseguró que la Cancillería ha realizado "170 acciones vinculadas a estos jóvenes" y además aclaró que "se han concertados más de 30 visitas" a la cárcel, para monitorear su estado de salud.
"Nuestra Cancillería, a través de su Embajada, específicamente a través del consulado en Kuala Lumpur, ha estado siempre cerca de estos chilenos y en un mensaje les decimos que no los vamos a dejar solos", agregó.
Los jóvenes están recluidos al interior de la cárcel de Sungai Buloh, en Kuala Lumpur, uno de los complejos más grandes del país, clasificado como de máxima seguridad.