"Creo que es factible (la migración de delincuentes de Río) porque esa migración y ocurre, por ejemplo, dentro de Río de Janeiro, dentro de Pernambuco (estado del noreste) (…) donde hay una eficacia mayor de las fuerzas de seguridad el crimen efectivamente migra, así que estamos preocupados con eso", afirmó Jungmann en declaraciones recogidas por el diario local O Globo.
Desde el pasado 16 de febrero el Gobierno brasileño delegó el área de seguridad pública del estado de Río al general Walter Braga Netto; desde entonces este militar se encarga de todos los cuerpos policiales, los bomberos, la administración penitenciaria y el servicio de inteligencia.
El ministro de Defensa aseguró que probablemente la semana que viene Netto presentará los detalles del plan de intervención militar, que tiene como plazo de duración hasta el 31 de diciembre de este año.
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También delegó en el futuro ministro de Seguridad Pública (que Temer debería nombrar próximamente) las tareas de prevención y combate para que el crimen organizado de Río no se traspase a otros estados.
La mayoría de especialistas en seguridad pública alertaron en los últimos días que la intervención militar en Río de Janeiro apenas tendrá efectos a largo plazo, recordando que las Fuerzas Armadas realizan operaciones en esta región de forma puntual desde el año 1992 sin que haya habido grandes resultados.