Tradicionalmente el Carnaval es espacio y tiempo de encuentro de lo grotesco, aberrante, abyecto, diverso. Pero también del humor perspicaz y sutil del baile, explicó a Sputnik Milita Alfaro, historiadora del Carnaval montevideano y coordinadora de la Cátedra Carnaval y Patrimonio de la Unesco.
"Esta nueva modalidad de elección tiene un carácter más abarcativo, más inclusivo, más democrático y más acompasado con estos tiempos que corren. También me parece más acorde con lo que es la simbología tradicional del carnaval: llevar a primer plano a aquellos que no tienen ese protagonismo en el mundo ordinario,los subalternos, marginales", explicó Alfaro.
Según la resolución de la IM, la modificación busca eliminar los "estereotipos de género y no ejercer violencia simbólica contra las mujeres", tal como sucedía con el "certamen de belleza" en el que se elegía una reina. La elección de una figura, asegura la IM, está acompasada con la "celebración al espíritu solidario y la alegría del Carnaval".
Un poco de historia
Tampoco se elegía año a año, sino que siempre fue la misma persona: Edmundo Lametz, un "personaje bastante popular, de profesión limpiador, que representaba los códigos de la simbología carnavalesca": el marginal se transforma en rey.
En la década de 1940, después del fallecimiento de Lametz, se intentó continuar con la tradición, pero ningún otro personaje "tuvo el arraigo" que tuvo el Marqués. "Surgió la idea que en lugar del Marqués tuviéramos una reina de Carnaval, que se eligiera año a año. A partir de ese entonces hubo una serie de candidatas y aspirantes, que se elegían a través de un concurso de belleza", recordó Alfaro.
La elección de la reina se dio hasta 2017, cuando la IM consideró necesario fomentar una selección de personajes más diversos y representativos, e introdujo la elección de "figuras".
"El hecho de que el concurso estuviera circunscrito a un concurso de belleza de por sí determinaba que las únicas aspirantes pudieran ser chicas muy jóvenes y muy bellas. Esta otra modalidad permite que puedan aspirar a ser figuras chicas bonitas y jóvenes, pero también señoras mayores, hombres y todos aquellos que sientan que son representativos del carnaval", sostuvo Alfaro.
Siguiendo la simbología tradicional, la historiadora entiende que sería más coherente "que la fea sea la protagonista" del Carnaval. ¿Seremos capaces de volver a las raíces?