"Hasta hace poco, nuestros colegas creían que el 'alcance' de las supernovas era de unos 25 años luz. Nosotros opinamos que no tuvieron en cuenta una serie de factores y que, en realidad, es de unos 50 años luz", afirmó Adrian Melott, de la Universidad de Kansas en Lawrence (EEUU).
La 'mano espacial' de la evolución
Al principio, los científicos creían que las explosiones de las estrellas tuvieron lugar a una distancia de entre 300 y 600 años luz de la Tierra. Melott y sus colegas, entre ellos el astrofísico ruso Dmitri Semikoz, de la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares (MEPhI), calcularon cuáles fueron las consecuencias de estas explosiones para la vida en la Tierra.
En el nuevo trabajo, el equipo de Melot se vio obligado a revisar sus teorías, puesto que se descubrió que otra supernova había explotado antes, a una distancia de 150 años luz, en la constelación de Tucana. Esta pequeña distancia entre la estrella muerta y la Tierra obligó a los científicos a preguntarse si podría haber provocado una extinción en masa de animales.
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Con el uso de un modelo digital de la supernova, Melott y sus colegas calcularon la proporción de luz ultravioleta, luz ordinaria y rayos cósmicos de alta energía que debían haber llegado a la Tierra como consecuencia de la explosión. Después, los científicos comprobaron si los impactos pudieron 'romper' la capa de ozono y las capas inferiores de la atmósfera del planeta.
Estrella de la muerte
Este tipo de "bombardeo" contra la Tierra por parte de partículas pesadas, de acuerdo con los autores del artículo, debió tener como efecto la acumulación de mutaciones en el ADN de los animales y causar, además, extinciones, así como incendios masivos causados por relámpagos que provenían de los rayos cósmicos que penetraron en las capas bajas de la atmósfera.
La inusualmente alta potencia de los rayos cósmicos en la atmósfera, de acuerdo con Melott, se traduce en un aumento del "radio de daño" de las supernovas. Según el investigador, las explosiones de supernovas son capaces de destruir la vida dentro de un radio de 50 años luz y no de 10 o 25 años luz, como se pensaba anteriormente.
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Los astrónomos, sin embargo, aseguran que la Tierra no se ve amenazada por explosiones de supernovas a estas distancias. No obstante, este hecho debe tomarse en consideración en las discusiones sobre el posible impacto de este tipo de estrellas "muertas" en la evolución de la vida en nuestro planeta y su posible extinción en el pasado.