"Puede ser una muestra más de la improvisación y del amateurismo de Trump; la otra posibilidad es que sea un síntoma de que los militares están tomado las riendas de la Casa Blanca y sea un plan bien orquestado para cambiar el balance de fuerzas en Siria", señaló Oppenheimer desde Washington en entrevista con el noticiario nacional mexicano Imagen.
Para el analista el ataque proyectó "una imagen de poder" de los militares estadounidenses sobre los hombres de confianza de Trump.
"Los tres o cuatro generales en la Casa Blanca adquieren más poder en el Gobierno, (mientras que) los ideólogos de la derecha están perdiendo terreno en el círculo íntimo de Trump", dijo.
Según Oppenheimer el ataque no estuvo dirigido a las fuerzas rusas que combaten en Siria, "ni cambió el balance de fuerzas" en la región, sino que podría tener como objetivo mejorar la imagen pública del presidente estadounidense.
"Una de las grande dudas es si no se trata de una acción de distracción, para cambiar la percepción de los fiascos de los primeros 100 días de Trump, con tres fracasos notables, entre los que destaca las investigaciones de supuestas relaciones de funcionarios del gobierno (de EEUU) con Rusia", dijo el editor para América Latina del Miami Herald.
Esto, añadió, es un "súbito giro de 180 grados" respecto a lo que el mandatario dijo sobre la crisis en Siria durante la campaña electoral.
Las fuerzas estadounidenses atacaron con misiles la madrugada del viernes la base aérea de Shairat en la gobernación de Homs, una instalación crucial en la lucha contra el grupo terrorista Daesh (autodenominado Estado Islámico y proscrito en varios países, incluido Rusia).
De acuerdo con el gobernador de Homs, el ataque de EEUU causó al menos siete muertos, incluidos dos civiles.
El Pentágono afirmó que los buques de guerra de la Armada norteamericana emplazados en el Mediterráneo dispararon 59 misiles contra la instalación siria.
La Casa Blanca considera que desde esta base se lanzó el martes un supuesto ataque químico en Idlib, que causó la muerte de al menos 84 personas y dejó más de 500 heridos.
El Gobierno de Siria se desmarcó del empleo de sustancias tóxicas y responsabilizó del suceso a los grupos armados que combaten en la región.
