La CICIG comenzó a funcionar en Guatemala en 2007 tras un acuerdo entre el Gobierno y las Naciones Unidas ratificado por el Congreso, como un órgano independiente de carácter internacional.
Antes de que la CICIG fuera instaurada, el país centroamericano tuvo otras experiencias como la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (MINUGUA), establecida en 1997 y cuyo objetivo era verificar el acuerdo sobre el cese al fuego entre el Gobierno y la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
"Habíamos tenido experiencia con otros expertos y misiones, pero había una debilidad, (pues) sus recomendaciones no eran vinculantes y no se les hacía caso, por lo que nuestra situación no había variado sustancialmente pese al acuerdo de paz", indicó Mack a esta agencia.
Quién está al frente
Mack explicó que cada comisionado ha tenido un papel diferente en la CICIG.
El primer comisionado fue el español Carlos Castresana, quien "puso las bases para que la CICIG pudiera funcionar".
"Se crearon condiciones y (se logró) dar instrumentos a la CICIG para su investigación, tales como la ley del crimen organizado, y se puso en cuestionamiento la independencia judicial", añadió Mack, mientras que "el segundo comisionado pasó más desapercibido".
Las investigaciones de la CICIG y del Ministerio Público (Fiscalía) lograron destapar el gran escándalo de corrupción conocido como La Línea, un esquema de ganancias ilícitas en los controles de aduanas que terminó con la renuncia y detención del presidente Otto Pérez Molina (2012-2015) y de su vicepresidenta Roxana Baldetti.
Por estos hechos, los dos exgobernantes se encuentran en prisión preventiva y han comparecido ante los tribunales.
"Todo un Gobierno en la cárcel; en Guatemala no nos íbamos a imaginar que se llegara a producir eso", añadió Mack.
En las últimas semanas, Velásquez sufrió una campaña de difamación para desacreditarlo, porque "hay gente que se opone (a su trabajo), pero es importante atravesar esta tormenta para que se puedan hacer los cambios estructurales que venimos exigiendo desde hace 20 años", insistió.
"Hay un ataque feroz por parte de ciertas estructuras (porque Velásquez) ha sido impecable en las investigaciones que ha llevado a cabo y no han encontrado nada a nivel personal para sacarle", explicó Mack.
Proceso de paz en Colombia
"Colombia tiene una institucionalidad mucho más fuerte que la de Guatemala, pero no sería raro que el clientelismo político también continúe" y que siga habiendo impunidad, dijo Mack.
De hecho, en Colombia han aumentado los asesinatos y amenazas a líderes sociales en los últimos meses.
En opinión de Mack, esto ocurre porque se pretende instalar "un modelo económico que en lugar de ir cerrando brechas, lo que hace es abrirlas", como sucedió en Guatemala.
"Con el proceso de paz nos cambiaron el modelo económico sin que nos diéramos cuenta y el resultado lo vemos ahora", concluyó.