"No tenemos pruebas por parte de fuentes de Inteligencia que yo haya visto que muestren que los rusos intentaban directamente ayudar a Trump", dijo en una entrevista con Washington Examiner.
Al mismo tiempo, el congresista republicano no descartó ni negó la presunta implicación rusa en los ciberataques durante la campaña electoral de EEUU.
"Es algo que (la excandidata demócrata) Hillary Clinton sabía demasiado bien cuando configuró su servidor privado, que los rusos podían tener la capacidad de entrar en él", remarcó.
El 16 de diciembre el presidente saliente de EEUU, Barack Obama, dijo en una conferencia de prensa que Rusia es responsable de hackear la Convención Nacional Demócrata durante la campaña presidencial, basándose en evaluaciones de la agencias de inteligencia de EEUU.
Las autoridades rusas rechazaron en varias ocasiones las acusaciones sobre los supuestos ciberataques.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, las calificó de indundadas, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, tildó de una "tontería" los informes sobre la presunta implicación de los dirigentes de Rusia en los ciberataques.
El presidente Vladímir Putin dijo a su vez que las filtraciones que se hicieron tras los hackeos no favorecen a Rusia, y que la histeria en torno a las mismas se azuzaba para desviar la atención de su contenido.
También el presidente electo de EEUU, Donald Trump, quien tomará posesión del cargo el 20 de enero, calificó de ridículas las denuncias de injerencia rusa a su favor y dio a entender que no es más que otra excusa de su antigua rival demócrata, Hillary Clinton.
Por su parte, el fundador de Wikileaks, Julian Assange, también desmintió que Rusia le hubiera entregado los documentos con los correos electrónicos filtrados de la cuenta de John Podesta, el presidente de la campaña electoral de Hillary Clinton.
Hasta la fecha, el Gobierno de EEUU no ha presentado ninguna prueba que confirme la implicación de Moscú en los ciberataques contra el proceso electoral estadounidense.